LA PSICOLOGIA GERIATRICA, UNA NECESIDAD URGENTE
Estephano Garrido Ortiz, Psicólogo +56981461998.
“Si bien, la calidad de vida del chileno está bien encaminada hacia los cien años, también es cierto que esta calidad de vida no siempre será la mejor…”
“Geriatría es toda la acción que se aplica sobre la población mayor desde los campos de la salud y la calidad de vida, e incluso porque no, desde la acción social.”
“Según los últimos estimativos de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, se espera llegar prontamente a los 200 geriatras en Chile, una cantidad bastante baja para el explosivo avance de este rango etario.”
“Hoy en día, la psicología se ve aún en pañales (y esto viene hace más de diez años) respecto a la psicología geriátrica.”
Los horizontes respecto a la revolución demográfica, nos tienen con las manos en los bolsillos, pensando seriamente en como abordaremos tal fenómeno natural, que por consiguiente tendrá requerimientos sociales que se deberán cumplir. Los enfoques del estado han comenzado a moverse poco a poco en pos de comenzar a adaptar el sistema de funcionamiento social hacia el enfoque de derecho en las Personas Mayores, y por consiguiente, a tratar de solventar de todas las maneras posibles, las necesidades que surgen y que inevitablemente, seguirán surgiendo.
Dentro de esto, tenemos como principal arista la medicina. Si bien, la calidad de vida del chileno está bien encaminada hacia los cien años, también es cierto que esta calidad de vida no siempre será la mejor, y que en algunos porcentajes, es ineludible que aparezcan variadas patologías de salud que colaboren en que se deba trabajar e intervenir aún más en la población para que estas estadísticas de esperanzas de vida sean no solo un porcentaje que se cumple, si no que al cumplirse, logre conferirse con las mejores condiciones posibles.
Es acá donde la psicología debe dar una mano a la mirada integrativa de la geriatría. Y es que si ahondamos en el concepto, la geriatría no es solo una aplicación puramente de la medicina dentro de este campo demográfico de la población. Geriatría es toda la acción que se aplica sobre la población mayor desde los campos de la salud y la calidad de vida, e incluso porque no, desde la acción social.
Según los últimos estimativos de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, se espera llegar prontamente a los 200 geriatras en Chile, una cantidad bastante baja para el explosivo avance de este rango etario. Acá es donde las otras aristas de la salud deben colaborar en un papel importante. Entre ellas, tenemos a la psicología.
Hoy en día, la psicología se ve aún en pañales (y esto viene hace más de diez años) respecto a la psicología geriátrica. Hoy en día los psicólogos tienen pocas posibilidades de recibir en sus propias instituciones formativas una especialización o al menos, una profundización, en el área de las personas mayores, por lo que la generación de herramientas que faciliten y adapten el vínculo terapéutico con estos pacientes, es mucho más complejo, debido a que funciona en un tiempo estándar y no en un tiempo dedicado a la comprensión lógica de un paciente que tiene una historia de vida superior y que por ende, presenta diferentes maneras de comprender una realidad cada vez más abrumante en un país de una velocidad casi espeluznante.
Sin ser el tema de pregrado un asunto a tratar respecto a las mallas universitarias, también tenemos que tener en consideración que frente a los post grados, existen pocos (por no decir ninguno) cursos, diplomados u otras especializaciones, que se focalicen de lleno en el perfeccionamiento de profesionales para la atención a personas mayores. La mayoría de las especializaciones o ampliaciones existentes en ámbitos académicos a las personas mayores, se desarrollan más en el área del trabajo social, que en la psicología como tal.
¿Algún motivo para esto? Bueno sí. El código civil chileno tiene a la psicología y sus políticas de salud mental fuera de rango, y es que no existe como tal una ley de salud mental que aborde de manera íntegra todo el bienestar necesario que se debería tener para contar con una estabilidad como tal. Pero aparte de esto, es que hay una mirada médica que rige por sobre cualquier otro mortal a la hora de hacer priorizaciones legales y resguardar ciertos derechos relacionados a la salud.
Es acá donde podemos ir sacando conclusiones de la vara con la que se miden ciertas cosas a la hora de ser aplicadas, puesto que esta mirada médica no colabora con la integración de la verdadera y pura psicología en las intervenciones que se deben realizar según los variados requerimientos que existen en el sistema de salud público, en el sistema de salud privado en algún rango, en la aplicaciones de programas sociales, municipales, de SENAMA o de instituciones y fundaciones que trabajen con personas mayores.
Podemos apreciar este padecimiento en variadas circunstancias: evaluaciones de pautas de intervenciones integrales del estado, evaluaciones en CESFAM, calificaciones en rangos de psiquiatría, mala medicación, desconocimiento e ignorancia en la forma de intervención y evaluación de la misma en el área del trabajo social, entre otros. Los factores que denotan que la psicología no ha entrado en la zona de la geriatría están visible para todos. Y es justo acá, donde podemos ver el peor factor de todo; una indolencia gatillada por las factibilidad económica.
Esta es la parte más áspera del asunto. Y si bien, hay una culpa compartida entre el sistema y los mismos psicólogos, la mayor parte se la lleva siempre el primero. La perspectiva respecto a las Personas Mayores dentro de la historia del país siempre ha sido condenada a conceptos de desgaste, enfermedad, aislamiento, muerte y por sobre todo, inutilidad.
Tal concepto nutre un prejuicio que hasta el día de hoy enfoca a los deseosos egresados, a ejercer en campos que a la visión de los demás sean más provechosos económicamente. Especializarse en áreas demográficas más generalizadas como la psiquiatría, la gastroenterología o la dermatología, es mucho más transversal y requerido, que medicina especializada en campos de geriatría, donde las esperanzas de vida frente al prejuicio se ven disminuidas, y por supuesto, la ganancia también es menor para los que en ella se especializan.
La psicología no es la excepción, hoy en día las demarcaciones enfocadas en el trabajo organizacional, infantil, laboral o clínico adulto, e incluso el fatídico coaching, están más predispuestos a trabajar en post de asegurar un futuro laboral exitoso, el ingreso constante de dinero o el trabajo que requiera menos abstracción. Y dentro de estas cosmovisiones, no entra en absoluto la posibilidad de atender Personas Mayores.
Esto es una mentira. Y una mentira sistemática. Lo cierto es que las profesiones de la salud que se desenfocan o desentienden del marco geriátrico solo conseguirán suplir en un sistema que prontamente, de manera eventual e inevitable, se verá colapsado por el desconocimiento de la demografía de personas mayores.
En conclusión, debemos pelear como profesionales que transforman la calidad de vida en las personas, y sobre todo en las mayores, políticas que traten de ser más completas y complejas para dar un enfoque de derecho correspondiente. Hay que hacer modificaciones completas en los funcionamientos públicos y privados, en las universidades, en las escuelas de formación, y sobre todo en la idiosincrasia exitista, capitalistas y discriminadora que hoy existe respecto a un hecho innegable, la vejez.