Las zonas azules y el envejecimiento activo

Estephano Garrido Ortiz, psicólogo (garridoestephano@gmail.com)

Hace años, demógrafos y científicos del mundo comenzaron un viaje alrededor del mundo para poder encontrar los lugares donde habitan las personas más longevas del globo. Michel Poulain fue el primero en percatarse que, en la isla de Cerdeña, en Italia, había un anormal número de habitantes que tenían más de 100 años.

 

Dan Buettner, periodista de la National Geographic, se encargó de buscar en el resto del planeta otros lugares donde las personas lograban habitar sobre los 100 años. Así, se llegó a otros cuatro lugares, Lomalinda, al norte de California; Okinawa en Japón; Icaria en Grecia y la península de Nicola en Costa Rica.

 

Todos estos lugares cuentan con aspectos en común, son de clima relativamente templados donde aún se respetan las estaciones del año, son todas cercanas o rodeadas de mar, no cuentan con mucha población y también mantienen un aspecto en común, el envejecimiento activo.

 

Envejecer es un proceso natural de todo ser vivo y comienza desde el momento en que nacemos, pero vivir no se trata solo de supervivencia, sino que también apela a la naturaleza humana, la adaptación. Y es que envejecer activamente es complicado hoy en día, el principal factor de esto es la velocidad en la que la sociedad avanza y como esta va demandando cada vez más la adaptación de los estilos de vida de las Personas Mayores.

En consideración a que el mundo en el 2050 tendrá más de un 20% de población en cuanto a Personas Mayores, el estado chileno comenzó desde hace unos cuantos años atrás a fomentar la mantención y fomento del envejecimiento activo. A través de programas estatales como Vínculos y Centros Diurnos para el Adulto Mayor (CEDIAM), se ha fomentado la participación de las Personas Mayores en actividades sociales y sistemas municipales en búsqueda de la mantención de la autovalencia.

 

Para las Zonas Azules, el envejecimiento activo está representado en el sentido de la vida. Personas jubiladas socialmente siguen ejerciendo en sus años de descanso sus profesiones y oficios con la finalidad de hacer rondar su eje alrededor no del trabajo, sino del sentido de su vida. Las pasiones personales y la vocación juegan un rol fundamental en el envejecimiento activo, así como también, para muchas de estas sociedades, el rol de la Persona Mayor en la misma.

 

Lamentablemente, para Latinoamérica no ha sido fácil el asunto, y eso es básicamente porque buscamos soluciones europeas a problemas latinoamericanos. La sociedad en Chile también avanza a pasos agigantados, y muchos aspectos de ella han ido colocando a las Personas Mayores en desventaja a la hora de ser participes de los nuevos tiempos.

La tecnología, por ejemplo, juega un rol que dinamita una ansiedad social y limita a quienes no se adaptan. Es por ello que los talleres de alfabetización digital dentro de los municipios han jugado un rol fundamental para las personas de sus comunas, así como también, el estado se ha encargado, recientemente en pandemia, de dar una cantidad determinada de celulares a las Personas Mayores, para fomentar la accesibilidad y la comunicación.

 

Pero… ¿Cómo se puede fomentar el envejecimiento activo personal? Para las Zonas Azules, el envejecimiento activo no solo representa poder mantener activo un rol social, también consta del auto cuidado.

 

La alimentación, por ejemplo, juega un rol fundamental en permitirnos mantener un cuerpo sano a la hora de hacer actividad. Cuatro comidas diarias y balanceadas, así como la constante ingesta de agua, permiten que el cuerpo tenga la resistencia necesaria para el día a día.

 

Los hábitos también juegan un papel importante, el dormir bien y en las horas que corresponden, la puntualidad en nuestros mismos horarios, la higiene tanto personal como del sueño, así como también actividades que mantengan una excelente estimulación cognitiva, donde se requiera concentración, motricidad, memoria y atención, también colaboran en la constancia del buen estado físico y mental.

 

Ahora, no podemos obviar la parte que le da un soporte emocional y psicológico a esto, la filosofía de vida. La etapa vital de la vejez no es sinónimo de la aproximación del fin, puesto que la muerte no es un enfrentamiento exclusivo de esta parte, sino de toda la vida.

 

Es por ello que las personas que habitan las Zonas Azules no solo fomentan su vida saludable cultivando su propia comida, consumiendo lo justo o manteniendo horarios, sino que también focalizan su vida en una filosofía que les permita comprender lo valioso del día a día. Y es acá donde nos invitan a la reflexión.

 

“¿No es maravilloso poder vivir un día más?” Es una pregunta que significativa para quienes buscan en el día a día poder sentirse vivos. Este mismo ángulo es el que entrega en estos lugares la potencia de la permanencia frente al tiempo, y que le permite a la larga, mantener un envejecimiento activo. Participan de la sociedad a su ritmo, a su tiempo, a su estilo y con ello, se vuelven parte importante de colectividad.

 

El Ikigai, por ejemplo, para las personas de Okinawa, en Japón, es un concepto filosófico que los ayuda a mantener su actividad social. Centrado en las pasiones, la profesión, la misión y la vocación, los japoneses son capaces de poder estar todo el día saludando gente que pasa, cultivar su propia comida y también ser consejeros de las generaciones más jóvenes, se trata de encontrar el sentido de vivir.

 

Podemos así también, asociar a las congregaciones longevas de Lomalinda en California, a su fe. Comunidades adventistas que adaptan su vida y sus hábitos tanto saludables como sociales a un dogma que les ha permitido vivir sanos y activos hasta el día de hoy. Por otro lado, en las zonas del mediterráneo en Grecia e Italia, se culpa a la benevolencia del vino y la vida social como fundamental engranaje de longevidad sana.

 

Una visión desde afuera

 

El envejecimiento activo no se trata solo de poder acceder a todo el abanico de posibilidades que la sociedad nos puede entregar, sino que también se trata de interiorizar en uno mismo que los procesos de la naturaleza no pueden detenerse, pero que pueden ser sobrellevados de la mejor manera posible.

 

Para algunos es más factible mantener una vejez donde la actividad física sea una fundamental para poder tener un cuerpo sano y resistente. Para otros se trata sobre la participación social, el asistir a juntar con amigos a clubes de Adulto Mayor, a juntas de vecinos o actividades públicas. Para otros mantenerse activo es tener una mente activa, potenciando la estimulación cognitiva, la lectura y la matemática.

 

Aún así, lo principal para poder llevar una vejez tranquila y activa, es no dejar de ser uno mismo, y junto con ello, también estar dispuesto a ir cambiando.

 

Una sociedad rápida como la actual, donde las redes sociales, el internet y las comunicaciones agitan el día a día sin cesar, e incluso cuando se duerme, mantenerse original es un acto revolucionario. El ser humano ha sobrevivido a cosas peores, y ahora nos enfrentamos nuevamente a un proceso demográfico potente, la vejez mundial.

Es por ello que hay que hacer un llamado a la unidad y la organización de las Personas Mayores, para que sean, así como en las Zonas Azules, el sinónimo auténtico de sabiduría y experiencia. Donde no baste solo con mantenerse por ellos mismos autovalentes y activos, sino que también la sociedad completa logre darles el espacio que corresponde.

Un espacio donde se respeten sus tiempos, sus valores, su cosmovisión y se de el valor que corresponde al esfuerzo de mantenerse vivo, activo y positivo. Puesto que el envejecimiento activo abarca todo esto, busca poder potenciar a las Personas Mayores a mejorar su calidad de vida, potenciando su bienestar físico, social, psicológico, emocional y espiritual.

 

Aún así, por mucho que la sociedad busque poder potenciar esto, depende también de todos quienes participamos en ella hacer de esto un rol importante, educar y fomentar el respeto, dar rol y colaboración, y por sobre todo, empatizar en que la vida es una y que ninguno de nosotros quiere perderse de ella.