LA IMPORTANCIA DE LA MEMORIA EN LA VIDA DE LAS PERSONAS

Estephano Garrido Ortiz, Psicólogo +56 9 8146 1998.

 

Pensar en el concepto de memoria es algo más o menos amplio. Desde la afirmación que “se produce en el hipocampo del cerebro” hasta “un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro”, todo este abanico nos ofrece la transversalidad que aborda el precepto de la existencia de este proceso.

 

Pero ¿qué es la memoria?, bueno, si nos vamos a las definiciones de la literatura, nos encontraremos con lo siguiente: la memoria es un proceso cognitivo de los tantos que alberga la mente como tal, donde se graban todos los acontecimientos importantes, desde el aprender a caminar, hasta el primer beso o el nombre de personas que amamos.

 

Teniendo esto en consideración, nos preguntamos; ¿cuál es la importancia de la memoria en el proceso de la vida?, bueno, es acá donde nos explayaremos.

La memoria es el papel fundamental sobre la construcción de la identidad personal. Abordamos esto desde la perspectiva que es esta misma, quién nos permite recordar eventos que tienen un potente significado para nosotros, nos permite anclarnos al pasado de la manera empírica, es decir, desde la experiencia. Todos nuestros recuerdos contribuyen en variados porcentajes, a construir una identidad personal, nos ayuda a definirnos y defendernos.

 

Pero, así como la memo

ria construye identidad en individualidad, también lo hace en colectividad. Cualquier proceso de construcción cultural, es decir, la forma que va adquiriendo una cultura, es parte de un proceso de rememoramiento, donde las tradiciones, las costumbres, las creencias, los valores, la moralidad y las historias, forjan una identidad que puede ser adaptada desde un colectivo pequeño hasta una nación, o por qué no, un continente.

 

También nos acompaña en todos los procesos de aprendizaje que tenemos como persona. Parte importante de poder actuar efectivamente frente a los imprevistos de la vida, y poder salir victoriosos de ahí, es culpa de la memoria. Además, nos va a permitir poder mantener una excelente relación con otro, establecer vínculos emocionales profundos en los recuerdos compartidos, el empirismo de la empatía.

 

Además, otra labor importante es el sentido de coherencia y continuidad. Este sentido, que se fomenta también por el desarrollo paralelo del pensamiento crítico y la maduración de la habilidad lateral del pensamiento, es quienes nos colaboran en tener una percepción espacio temporal adecuada, la capacidad de cálculo, la construcción de ideas, fomentar el sentido de pertenencia y el despertar emocional.

 

Variados son los tipos de memoria que existen; la memoria sensorial es nuestra más primogénita conexión con este proceso, donde por breves períodos de tiempo, memorizamos la estimulación relacionada a la vista o al sonido.

 

También contamos con la memoria a corto plazo o también conocida como memoria de trabajo, que aborda la retención de información reciente para un uso práctico. Es de poca duración, pero cumple funciones importantes de retención y efectividad de atención.

 

La memoria a largo plazo, por otro lado, es la que busca mantener nuestros recuerdos perpetuados permanentemente. Acá surgen dos ramas, la memoria explicita, que es episódica, es decir, habla directamente de eventos personales, además de los aspectos más semánticos, como recordar hechos históricos y recuerdos conscientes que se pueden verbalizar. La otra vereda de la memoria a largo plazo es la memoria implícita, o no declarativa, que es la responsable que no se nos olvide como caminar, andar en bicicleta, comer, tocar un instrumento o no acercar la mano al fuego.

 

Todo proceso de memorización implica eventualmente que podamos codificar una información, es decir, recibirla, interpretarla, transformarla, almacenarla y tener la capacidad neuropsicológica de recordarla cada vez que lo requerimos.

 

Muchas obras literarias han centrado el eje de su trama en los procesos de la memoria. Popular es el caso de Cien años de soledad, del colombiano Gabriel García Márquez, quien explora los procesos familiares a lo largo de todos los recuerdos e interpretaciones del árbol genealógico de los Buendía. Por otro lado, Victor Hugo, el popular novelista francés, en su obra Los Miserables, nos muestra un dúo de personajes protagonista que enfrentan, cada uno en su respectiva cosmovisión, todos los recuerdos y el pasado construido que los persigue.

 

Pero, así como ambas obras nos centran en una trama relacionada a acontecimientos y recuerdos. También hay novelas que abordan la memoria desde un espectro relacional a las crisis existenciales y filosóficas que nos puede presentar la vida; como es el caso de El Túnel del argentino Ernesto Sábato.

 

Como podemos ver, la literatura y la vida en general construyen de apoco una relevancia para, probablemente, el proceso más valioso que nos da la mente, la memoria. Es acá donde se resguardan nuestras cosas más preciadas y también las más siniestras, de acá nace la experiencia, el aprendizaje, la compasión y la identificación en variados aspectos.

¿Cómo entrenarla? Bueno, si bien, la memoria es un proceso estático, que solo funciona como un constante, si puede ser mantenida y preservada de buena manera en su funcionamiento, todo esto centrando una actividad psicológica y mental constante. Además de mejorar variados hábitos.

 

Primeramente, el ejercicio físico regular no es solo un beneficio para el cuerpo, también lo es para los trabajos cerebrales. Variados estudios han demostrado que las funciones cognitivas se ven potenciadas por un cuerpo que se ejercita, donde todos los procesos del pensamiento de desarrollan más activamente.

 

Además, si complementamos este hábito con una comida saludable alta en antioxidantes, omega 3 y nutrientes esenciales para mantener una salud estable, es probable que la preservación de la memoria pueda tener un funcionamiento optimo para el día a día en sus variadas aristas.

 

Otros hábitos importantes son el establecimiento de una rutina para trabajar el día a día, donde todo muestre una organización que permita al trabajo cognitivo ordenarse y poder laborar sin complicaciones. Un beneficiador para esto es también tener un horario de sueño que sea suficiente para poder dar un relajo neurológico al cerebro, de seis a ocho horas.

 

Paralelamente a esto, siempre es recomendable establecer variados trabajos de estimulación mental y trabajos de atención plena. Desde juegos sencillos como un crucigrama o una sopa de letras, a otros más complejos como los rompecabezas, sudokus y estimulación nueva, como aprender un idioma o a tocar algún instrumento. La lectura es paralelamente también una forma de estimulación positiva, requiere de un trabajo de atención intenso, un proceso de retención de información y un pensamiento viso constructivo.

 

Cómo podemos ver, la memoria cuenta con una relevancia importante en la vida del ser humano, debemos entrenarla, y que mejor manera de hacerlo que recordando todo lo que podamos, sensaciones, estímulos y por, sobre todo, quienes somos.